Transgénicos en la restauración: ¿debo preocuparme como hostelero?

Como responsable de un restaurante, estás acostumbrado a lidiar con normativas, proveedores y, sobre todo, con las exigencias de tus clientes. Entre etiquetas, trazabilidad y sostenibilidad, los alimentos transgénicos (OMG) se han colado en la conversación del sector alimentario. Pero, ¿realmente te afecta? La respuesta es sí, y merece la pena estar al tanto.
En España, el único cultivo transgénico autorizado es el maíz MON810, utilizado sobre todo para piensos animales. Aun así, en los lineales de importación pueden aparecer productos procesados con ingredientes modificados genéticamente, como ciertas papayas, maíz o soja, que acaban en aceites, salsas o conservas que podrías tener en cocina sin darte cuenta.
Aquí entra la normativa: si un producto contiene más de un 0,9% de ingredientes transgénicos, debe indicarlo en el etiquetado. ¿El problema? En muchas ocasiones, la trazabilidad no es clara, especialmente en productos elaborados. Por eso, es clave revisar fichas técnicas y confiar en proveedores transparentes. Si apuestas por una carta “clean label” o quieres evitar OMG por filosofía de negocio, esta información es vital.
¿Y qué pasa con la sostenibilidad? La biotecnología agrícola tiene su parte positiva: cultivos más resistentes, menos pesticidas y un menor impacto medioambiental. Pero como profesional de la hostelería, lo que te interesa es cómo se traduce eso en precio, disponibilidad y calidad de producto. Los OMG pueden ayudar a estabilizar precios en productos básicos, aunque en Europa seguimos apostando por alternativas más naturales o ecológicas.
En resumen, los transgénicos no son el enemigo, pero tampoco puedes mirar hacia otro lado. Como responsable de un restaurante, es tu deber conocer qué llega a tu cocina y qué comunicas a tus clientes. Porque la transparencia también se sirve en el plato.