La congelación: clave para la seguridad alimentaria

La congelación es una de las técnicas más efectivas para prolongar la vida útil de los alimentos, pero su correcto manejo es esencial para evitar riesgos sanitarios.

La congelación es una técnica esencial en hostelería y alimentación para prolongar la vida útil de los alimentos y garantizar su seguridad. Sin embargo, es fundamental conocer qué productos pueden congelarse, cómo hacerlo correctamente y durante cuánto tiempo, para mantener la calidad y evitar riesgos sanitarios.

En el sector de la hostelería y la alimentación, donde la seguridad y la calidad son fundamentales, es imprescindible conocer qué alimentos pueden congelarse, cómo hacerlo de forma adecuada y durante cuánto tiempo, para mantener la calidad y evitar riesgos sanitarios.

No todos los alimentos son aptos para este proceso, y una mala práctica puede comprometer tanto el sabor como la seguridad de los productos. Por ello, entender las claves de la congelación es un paso importante para garantizar la satisfacción del cliente y el cumplimiento de las normativas sanitarias.

Para garantizar el éxito de la congelación, es necesario adoptar buenas prácticas. Los alimentos deben congelarse lo antes posible, preferiblemente antes de llegar a su fecha de caducidad. Asegurarse de que el congelador opere a -18 °C o menos. Nunca deben introducirse calientes en el congelador, ya que esto aumenta la temperatura interna del equipo y compromete la seguridad del resto de los alimentos almacenados. Además, es imprescindible etiquetar los productos indicando la fecha de congelación y el contenido para facilitar su control y evitar confusiones en el manejo diario. Estas medidas optimizan la gestión y reducen el desperdicio alimentario en la hostelería.

Es muy igualmente importante respetar los tiempos recomendados de congelación para cada tipo de alimento.

Tabla de tiempos de congelación según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN),

Alimento Tiempo de Congelación Recomendado
Carne de vacuno 9 a 12 meses
Pollo 9 a 12 meses
Pescado azul Máximo 3 meses
Mariscos 2 a 6 meses
Guisos y sopas 2 a 3 meses

Estos plazos garantizan no solo la calidad, sino también la seguridad alimentaria, ya que los alimentos más allá de estos tiempos pueden perder propiedades nutritivas y organolépticas.

Algunos alimentos no son adecuados para congelar debido a que pierden calidad o incluso pueden volverse inseguros. Entre estos se encuentran las verduras de hoja verde, como la lechuga, que se deterioran y pierden su textura. Las patatas, por su parte, adquieren una consistencia granulosa tras descongelarse, mientras que los huevos con cáscara pueden estallar por la expansión de su contenido. Las salsas con base de mayonesa se separan y pierden su consistencia, y los alimentos fritos se vuelven blandos y poco apetecibles. Evitar congelar estos productos es esencial para mantener la calidad de la oferta gastronómica.

La descongelación segura es otro aspecto crítico para evitar riesgos sanitarios. La forma más recomendada es hacerlo en el refrigerador, ya que este método mantiene la temperatura controlada. Si se necesita rapidez, puede usarse el microondas con la función de descongelación, siempre que el alimento se cocine inmediatamente después y bajo ninguna circunstancia debe dejarse a temperatura ambiente, ya que esto favorece el crecimiento de bacterias en la superficie del alimento. Estas precauciones aseguran que los alimentos mantengan su calidad y seguridad hasta el momento de su consumo.

La congelación es una herramienta clave para la seguridad alimentaria, siempre que se aplique con conocimiento y rigor. Desde elegir los alimentos adecuados hasta respetar los tiempos y métodos de congelación y descongelación, cada paso es crucial para ofrecer productos de calidad y minimizar los riesgos.

Disponer de un sistema digital para el registro de temperaturas y monitoreo con sensores es fundamental para garantizar que los alimentos no rompan la cadena de frío, un aspecto clave en la seguridad alimentaria. Nuestra tecnología permite un control continuo y preciso de las condiciones de almacenamiento, alertando de inmediato en caso de cualquier desviación de los rangos establecidos. Además, facilita la trazabilidad y el cumplimiento normativo al mantener un historial completo y automatizado de los datos, reduciendo los errores humanos y mejorando la eficiencia en la gestión de los alimentos. Con un sistema digital, se protege la calidad y la inocuidad de los productos, previniendo riesgos para la salud y evitando pérdidas económicas por deterioro.

La formación continua y el cumplimiento de las normativas sanitarias permiten a los profesionales del sector garantizar una experiencia gastronómica segura y satisfactoria para sus clientes.